En muchos artículos menciono las diferentes fases emocionales y de resistencia al cambio que se viven durante un proyecto. Conforme va avanzado este proyecto, se nos presentan nuevas etapas y junto a ellas, nuevos desafíos como profesional y equipo.
Muchas veces estamos tan enfocados en los resultados del proyecto que queremos evadir o ignorar estas fases, cuando en realidad tener consciencia de ellas, aceptarlas y adaptar su liderazgo es parte del proyecto y crucial para su éxito.
Sin importar la solidez de su equipo o de su proyecto, es normal pasar por cada una de estas fases. Les propongo que vayamos entendiendo la situación, la causa y el reto que se presenta en cada una de ellas para que sepamos como actuar cuando nos enfrentemos a ellas.
Feliz: ¡ Ya vamos a empezar un nuevo proyecto: Exitación, emoción y mucha expectativa sobre los resultados que nos va a traer (sea en dinero, esfuerzos, cambios positivos)! Es este sentimiento en el cúal queremos empezar ¡ya! “nos va a cambiar la vida”. Es una etapa muy linda y algo idealista que nos da mariposas en el estomago.
Que bueno empezar con tantas ganas pero no olvidemos ser realista y contemplar las dificultades y los riesgos que habrá que superar.
Miedo: Ya inició el proyecto y junto a él se presentaron los primeros obstáculos que vienen a poner algunas nubes grises a nuestro sueño.
Es natural empezar a tener miedo, cualquier cambio mueve hábitos y obliga a superarse. Se vale dudar, lo que no se vale es quedarse ahí.
Resistencia: La mayoría de nosotros se resiste a cambiar hábitos por miedo. Entonces empezamos a hacer un paso atrás, resistirnos a los cambios que requieren este nuevo proyecto.
El liderazgo es un elemento clave en este momento para empujar y asegurar que vayamos adelante. Debe de ser un poco firme para que todo el equipo supere esta resistancia y se suba al barco del cambio.
Amenaza: El proyecto es complejo y sin estar bien seguros de los resultados. Estamos entre dos esquemas, el de antés y el nuevo, lo genera más trabajo, más estrés y más confusión. Nos sentimos perdidos, incomprendidos y existen roces en el equipo. Es una fase que dura y es donde podemos abandonar el proyecto por lo cúal es importante sentir que el líder todavía esta motivado y entiende la frustración de su equipo
El liderazgo se debe de enfocar en unir el equipo, encontrar soluciones en conjunto y motivar recordando la razón por la cual aceptamos este proyecto y creíamos en él. No debemos de aceptar que la resistancia gane un miembro del equipo y que este se convierta en una amenaza real para el proyecto ¡Paciencia, motivación y compasión!
Desilusión: Las primeras pruebas del proyecto no funcionaron como queríamos. Es algo totalmente natural ya que cualquier proyecto necesita ajustes. Sin embargo es algo que genera una desmotivación fuerte, ganas de abandonar, injusticia por haber hecho tantos esfuerzos sin que de resultados. Otra fase clave que tenemos que superar lo antes posible. No podemos quedarnos con los “fracasos”, hay que hacer ajustes en seguida y probar en seguida.
Lo importante es tener un canal de comunicación abierto, haber explicado al equipo antes de iniciar las pruebas las dificultades que podíamos encontrar y haber pensando antes a soluciones.
Transformando ideas: Ya nos lanzamos, ya hicimos las pruebas y ya vamos haciendo ajustes. Desde la idea del proyecto hasta esta fase hemos avanzando y el proyecto ya tomo forma, un poco distinta a la que habíamos contemplado pero esta marchando bien.
El reto del líder es asegurar que se vayan encontrado ideas para ajustar, que el equipo vaya participando cada día más en el avance del proyecto y empezar a tener las primeras victorias.
Aceptación: La segunda fase de las pruebas ya empieza a dar resultados. Podemos implementar un plan piloto en la operación real, ya sea usándolo con clientes reales o implementadolo a una escala más grande (varios departamentos o todos los puestos).
Cada uno de los miembros del equipo inicial se convierte en líder y defensor del proyecto. Al tener más integrantes otra vez nos encontramos con resistancia. Sin embargo, el proyecto ya fue probado y pulido así que el reto es hacer que lo usen/hagan. La manera que tendrá de presentarlo es clave para que la aceptación sea más sencilla.
Integración: Poco a poco nos vamos acostumbrando al proyecto, lo vamos viendo como un nuevo hábito y lo aceptamos. Ya no nos preguntamos si le daremos o no seguimiento o si es opcional.
¡ Seguir adelante, seguir puliendo, seguir midiendo el resultado!
Un equipo preparado que sabe antes de iniciar que va a estar viviendo estas fases y sabrá reconocer en donde se encuentra, sin sentimiento de culpabilidad y sabiendo la fase que vendrá después tiene mucho mayor potencial de éxito. No duden en compartirlo con sus equipos de trabajo y entender que cada uno va a su ritmo, lo importante es llevarlo a “seguir adelante” sin que abandone el barco.
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