Decidir lanzarse en el mundo del empredurismo es un gran desafío que muchas veces integramos sin tanto conocimiento en gestión de empresas. Somos buenos en lo que hacemos y es suficiente para crear una empresa y tener éxito. Logramos vivir de ello, incluso para los más exitosos, la empresa nos regala algunos lujos… pero no es sin sacrificios: horas y horas de trabajo sin descanso, estrés y preocupaciones que son parte del día día, algunos momentos familiares perdidos porque nos tenemos que quedar en la oficina ya que nadie puede resolver sin nosotros….
El mejor escenario es que la empresa pequeña que iniciamos crezca, que un sueño de vida se vuelva realidad y funcione tanto que los pedidos y clientes aumentan. Ahí, es donde los pequeños problemas se vuelven grandes, ya que, si antes podíamos tener control, el volumen de venta y producción ya convierte la operación en un dolor de cabeza. Acostumbrados en estar en todos los frentes, en tener control en toda la operación… ya nos toca delegar antes de volvernos locos, pero ¡No se puede!
Nadie sabe tanto como nosotros y entonces pasamos más tiempo en corregir los errores de los colaboradores que preferimos hacer todo nosotros mismos a delegar. Es un circulo vicioso que veces nos impide crecer, nos limita, nos frustra y puede incluso poner en peligro la empresa.
Ahí es donde entra el gran potencial de los procesos. Aunque la palabra genera escalos fríos, aunque no creamos que todo se pueda explicar con unas palabras, aunque no confiamos en el poco de flexibilidad que creemos tienen los procesos… sigue siendo la forma de PODER CON TODO.
Los procesos detallan cada actividad, definen claramente quién debe hacer qué, cómo, dónde y cuándo. Pero NO deben de ser estándares, deben de ser personalizados: deben de trasmitir todo su conocimiento y experiencia para que los colaboradores actúen y tomen decisiones tal como usted lo estaría haciendo. Es cosa de bajar de su cabeza todo este Know-How y ponerlo en palabras, en número, en opciones… Claro, hay que analizar y organizar cada paso, porque probablemente no han podido dedicar tiempo para eficientar adoptando mejores prácticas, aunque no le falten las ideas.
Una vez bien detallados, los procesos permiten tener más solidez, las cosas no se resuelven “como se puede” sino que ya tienen un camino sólido sobre el cual toda la empresa se puede apoyar; también permiten tener indicadores para conocer la situación de la empresa en tiempo real y así tomar decisiones a tiempo.
El objetivo de los procesos es eficientar y optimizar toda la empresa ya que podemos, por fin delegar sin miedo, mejorar la comunicación y la productividad: ya no hay más “incidentes continuos” pero todo está medido y bajo control.
Un enfoque empresarial basado en procesos es una forma excelente de organizar y gestionar las actividades, lograr el engrane entre diferentes puestos/ áreas/ departamentos/actividades y conseguir crear valor para el cliente, los colaboradores y los socios estratégicos (proveedores, por ejemplo).
Todos estos procesos deben de servir los objetivos intrínsecos de la empresa. Dependiendo de adondequeremos llevar la empresa, cuales son los valores que queremos vehicular, como deseamos destacar en la mente del cliente, es como vamos a definir los procesos y insistir en sus puntos claves. Los procesos deben de llevar en ellos la huella de la empresa, su corazón, su valor agregado para no perder nunca esa diferencia o ventaja competitiva que hace de nuestro negocio un éxito.
Así podremos crecer sin sufrir, adaptarnos a los cambios del mercado, soñar en grande sin que sea a coste de las vacaciones familiares. Procesos nos regala una libertad personal a la par con una empresa sana y en crecimiento.
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